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Sin duda alguna el vino es una de las bebidas estrella de los acontecimientos más importantes de nuestra vida. No hay celebración familiar, boda, comunión o bautizo, celebración de navidad o simplemente una quedad con los amigos en la que no haya una botella de un buen vino para amenizar la velada. Y como no somos expertos en la calidad del vino vamos a ver unas claves para por lo menos saber distinguir un vino peleón de uno de una categoría más alta, aprenderemos a saber diferenciar entre un vino para echar al asado y otro para beberlo en una copa alta.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es el tapón, aunque parezca una obviedad un vino mal tapado perderá todas las propiedades, olores y sabores y no quedará de él nada más que la sombra de lo que fue. De esto saben mucho en http://www.gruartlamancha.com/ ya que llevan muchos años fabricando corchos de primera.

Tras comprobar que está bien embotellado nos vamos a fijar en el color, este paso es  muy importante, el vino blanco debe de ser tan cristalino que permita ver a través de la copa cuando la situamos a tras luz. Si el vino esta turbio o demasiado oscuro tenemos entre las manos un vino de baja calidad. Si el vino en cuestión es tinto, debe de tener un tono rojo cereza. El color del vino debe de estar en consonancia con el olor y el sabor.

El olor del vino debe de llegar a nuestra nariz antes que el sabor a nuestra lengua, así apreciaremos mejor los matices del caldo. El olfato debe de indicarnos un aroma a frutas maduras, si de lo contrario nos huele como a vinagre o a corcho mojado, el vino o es un vino de baja calidad o está en mal estado, debe ser una mezcla de frutas en su estado máximo de madures.

Comprobar con el sabor si en vino es de buena calidad es muy sencillo, basta con tomar un sorbo y hacerlo recorrer toda la boca, sin exagerar, hacerlo pasar por todos los recovecos de nuestra boca para que se impregne bien ese sabor característica, ese sabor a frutas, a vainilla, a madera de roble…esos sabores que nos indican que el vino es excelente, eses sabor que nos deja regusto amargo y que nos gusta tanto. Un buen vino debe dejar huella en tu paladar.